Adriana
Franco
Trece bandas de rock
-diez locales y tres extranjeras- le rinden tributo al
ídolo
En la primera escucha de este disco, en el que varias
bandas hacen sus versiones de los temas de Sandro, queda
una certeza, una clara delimitación. Se trata de la diferencia
entre las diez bandas locales y las tres extranjeras que
participan: los mexicanos Molotov, los colombianos Aterciopelados
y la cantante chilena Javiera Parra.
Porque aunque el cantante haya
sido conocido en todo el continente -y hasta fue rebautizado
en un momento como Sandro de América-, es seguro que
en otros países no alcanzó el status de mito que tiene
aquí. Y que haya sido poco más que un nombre asociado
a diferentes canciones y películas, como son para nosotros
Roy Orbison o Tom Jones, pero sin llegar al tamaño de
la leyenda en que aquí se ha convertido.
Por eso al escuchar "Penas",
"Mi amigo el puma" o "Así", se nota que los músicos
aprovechan estas canciones para poner en juego o ejercitar
algunos nuevos pasos en sus carreras o búsquedas musicales.
Búsqueda y preguntas
Para los argentinos, en cambio,
hacer temas de Sandro parece haberlos acercado a una
interrogación a sí mismos. Como si buscaran de alguna
manera la clave de esta historia, que es de música,
pero también cultural e incluso, y más allá, la de ser
en el mundo. En este punto, Sandro ocupa un lugar especial:
es que él, que comenzó, con los De Fuego, haciendo rock
and roll al modelo norteamericano, se encontró en el
camino con el dramatismo y el romanticismo europeos
que trajeron los inmigrantes.
Porque no hay dudas de que
Sandro ha despertado pasiones. Aunque por un lado se
lo puede ubicar, en esos primeros tiempos, como en la
prehistoria del rock argentino, fue luego cuando se
convirtió en un verdadero personaje. Tanto que el récord
de sus presentaciones de los últimos años no ha podido
ser superado hasta ahora por ningún otro artista, ni
local ni extranjero.
Por eso, la pregunta es sobre
las raíces y la pasión. Que es la del amor en su gran
mayoría, pero también la tan argentina del cuestionamiento
y la crítica. Se lo ama o se lo odia, pero con seguridad
nunca es indiferente. Nadie que haya vivido en las últimas
décadas en la Argentina ha dejado de sentir el viento
huracanado de este macho cantando al amor. Y actuando
su dolor y su pasión. Y cada banda aquí pareció encontrar
en sí misma una casi impensada conexión con el estilo
Sandro.
Allí, en esos interrogantes,
este tributo alcanza un valor inesperado y una justificación
más allá de las de la venta propia de la industria discográfica
(y que en verdad es siempre dudosa, porque el seguidor
del cantante siempre va a preferir el original). Sin
caer en una sesuda hermenéutica -o peor aún en algún
tipo de psicologismo-, puede escucharse aquí que los
músicos han buscado y encontrado un lugar desde donde
poder interpretar a una estrella que hoy ya es indiscutible.
Las claves argentinas
El disco abre con "Tengo",
al que Divididos logra darle potencia de rock. Una especialidad
del impecable trío que componen Ricardo Mollo, Diego
Arnedo y Jorge Araujo, y que será muy disfrutable para
escuchar en vivo.
Los Fabulosos Cadillacs encuentran
el lado más intimista de la banda en "Porque yo te amo".
La quebrada y sentimental voz de Vicentico es acompañada
por sutilezas de los demás miembros del octeto, que
por momentos muta en situaciones casi orquestales. Un
desgarro del alma que no desentona en absoluto, que
ya es parte del hoy de la banda a partir de "Fabulosos
Calavera" y más aún de su último disco.
Los Caballeros de la Quema
hacen el clásico "Rosa, rosa" y, las primeras -y no
muy audibles- palabras de Noble conectan con Luca Prodan
con el susurrado de "una mujer detrás, ... una rosa
atrás", antes de comenzar a cantar como si fuera poseído
por el fantasma de Sandro.
Los Bersuit Vergarabat le encuentran
el lado festivo al asunto con "Una muchacha y una guitarra".
Aires murgueros rioplatenses y Cordera que canta y parece
estar riendo, hasta casi llegar a cierto dejo mexicano
en el ritmo.
Un eléctrico "Dame fuego" llega
en la entrega de Attaque 77, convertidos en especialistas
en covers -algo que siempre han hecho, pero que han
profundizado aún más en su último disco-. En escasos
dos minutos le sacan todo el jugo rockero a ese tema.
León Gieco es absolutamente
Gieco en "Si yo fuera un carpintero". Por su estilo,
pero también por el tema elegido, el mejor para su voz
y su manera.
Declaración de amor y pasión
es "Quiero llenarme de ti", en la profunda voz de Erica
García, que lo tiñe de sensualidad.
Otro clásico, "Trigal", eligieron
los ahora disueltos Visitantes, con Palo Pandolfo pasando
de los aires sesenta al ronquido.
Virus le encuentra un definido
ritmo bailable a "Atmósfera pesada" (incluido un buen
solo de guitarra y un piano que abre y cierra el tema).
Bel Mondo cierra el disco con
una interesante versión de "Penumbras", un dejo de trip-hop
que se vuelve psicodelia, en la voz distorsionada de
Diego Frenkel.
Una mirada desde afuera
Para las tres bandas que juegan
como visitantes en el universo, Sandro se trató casi
de un ejercicio de estilo. Que pudieron darse el gusto
de desarrollar en un álbum que no es propio, y por lo
tanto los libera en gran parte de las presiones de tener
que presentarse a sí mismos o buscar los cortes que
la compañía encuentre aptos para la rotación intensiva
en las radios.
Por eso, por ejemplo, el tema
que toma Molotov, "Mi amigo el puma", se aleja tanto
del original que sólo puede entenderse en la propia
evolución como banda de los mexicanos y de su combinación
de raíces con el hip hop que los enamora.
Más cercanas al romanticismo
de Sandro se encuentran Andrea Echeverry, la cantante
de Aterciopelados (con "Penas") y Javiera Parra (con
"Así"). Tal vez por ser mujeres ambas, el estilo del
cantante argentino pudo llegar más directamente a su
sensibilidad.
Fuente:
Sección Espectáculos del diario La Nación
(www.lanacionline.com.ar)
22/08/1999
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