Pablo
Plotkin
Olor a espíritu adolescente
A diez años del éxito
de Hacelo por mí, el grupo de Ciro
Pertusi festeja su actualidad con un show doble que
será un disco en vivo.
La energía de Attaque 77 se concentra en la
capacidad de establecer una conexión muy directa
con los asuntos existenciales cotidianos de su público.
Pasó más de una década repleta
de canciones, estallidos radiales, pronósticos
reservados, intoxicaciones, limpiezas, giras colosales,
y Attaque nunca dejó de oler a espíritu
adolescente. Como certificado de banda-dorian-gray alcanza
echar un vistazo al público que llenó
la primera de las dos funciones (repite este sábado)
que registrarán el segundo disco en vivo del
grupo, titulado Trapos. Cinco mil chicos y chicas de
entre 13 y 20 años en sintonía con las
alegrías y los bajones de adolescencia que canta
Ciro Pertusi en formato punk pop. El cancionero de Attaque,
poderosamente resumido en un concierto de más
de dos horas, es una visión real siempre
vivaz, a veces ingenua, nunca torpe sobre cómo
es ser adolescente y argentino en los 90 y en
el 2000 (y pico) también. Pensándolo bien,
no sobran casos como Attaque 77 en la cultura popular
nacional del último tiempo.
Diez años después de la grabación
de ¡Rabioso! La pesadilla recién comienza
(también con una doble jornada en Obras, cuando
la propulsión del hit Hacelo por mí
todavía surtía efecto), los mismos cuatro
de Attaque enfrentaron a 5 mil que no son los mismos
de una década atrás. Lo que podría
sospecharse como un defecto (Attaque es un grupo para
los años de inmadurez) puede ser el mejor elogio
para una banda de rock. Attaque se escucha durante Nuestros
años felices, aunque el asunto no tiene
tanto que ver con el DNI sino con la certeza de que
las decepciones y el cinismo no hayan acabado con la
rebeldía y el romanticismo del oyente.
Más allá de la estética futbolera
que rodea a estas dos presentaciones en Obras y el título
de tablón del disco (el escenario estaba decorado
con banderas de los fans), Attaque no es precisamente
una banda de rock futbolero. Desde sus comienzos a fines
de los 80, cuando apareció como el primer
gran éxito proletario del rock argentino, el
grupo siempre le cantó al amor, la libertad,
la muerte, las injusticias laborales, la revolución
hormonal. De eso tratan El cielo puede esperar,
Hacelo por mí, Gil y
Espadas y Serpientes, éxitos de la
primera época cuyas versiones 2001 irán
a ocupar las pistas de Trapos. Espadas y serpientes
es una de las canciones más conmovedoras de Attaque:
la historia de un chico que cae preso y consuela a su
novia (con la que compartió la última
noche de libertad en un hotel de Flores) prometiéndole
volver pronto a las calles. Sé que mi barrio
esperará, ruge el estribillo. Hay
un lugar para estar con vos una vez más.
La primera fecha hervía cada vez que el público
recordaba a Joey Ramone, uno de los máximos símbolos
en la turbulenta historia del punk rock y el cantante
del grupo insignia de Attaque 77, muerto de un cáncer
linfático diez días atrás. Los
Ramones fueron algo así como el modelo a seguir
para ellos. De más está decir que
este concierto está dedicado a Joey. Gracias
a los Ramones nosotros estamos acá. Ni siquiera
es necesario que toquemos una canción suya,
explicó Ciro, mientras los fans parecían
exigir algún homenaje a través de los
cantitos. Joey no se murió, Joey no se
murió, que se muera Mick Jagger la puta madre
que lo parió, repetían los chicos,
renovando esa rivalidad absurda y exclusivamente argentina
entre punks y stones.
Radio Insomnio, el CD más reciente de la banda,
fue el que menos apareció. En vistas a la grabación
de un álbum en vivo, el cuarteto (Mariano Martínez
en guitarra, Leo De Cecco en batería, Luciano
Scaglione en bajo y Pertusi en guitarra y voz, acompañados
por el Tucán, tecladista invitado permanente)
prefirió revisitar las viejas canciones en versiones
ligeramente renovadas. Conservando la esencia del sonido
de Attaque (melodía, velocidad, furia, dulzura)
los viejos temas sonaron apenas más sofisticados
que en sus grabaciones originales. Sólo lo necesario.
Con losamigos invitados Carca (guitarra de doble diapasón
en Canción inútil, la historia
de un hijo de desaparecido ejecutada después
del discurso de tres integrantes de H.I.J.O.S.), Marcelo
Corvalán (ex bajista de A.N.I.M.A.L., actualmente
en Carajo) y la sección de vientos de Rey Gurú,
Attaque volvió a probar sobre un escenario grande
su fórmula de la juventud eterna. Eso que repite
Ciro en el estribillo de Canción inútil:
ser adolescente siempre, que es como vencer.
Fuente:
Página/12 (www.pagina12.com.ar)
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